Un día cualquiera Milo toma la teta de su mamá. De tanto chupar, acaba tragándosela (a su mamá) y, como la echa de menos, decide ir a buscarla. Tras probar a comerse a sí mismo sin éxito, decide que ella debe salir. Su primer intento, por la nariz, no funciona, pero acaba consiguiéndolo después de un enorme pedo que la lanza por los aires. La felicidad de la madre se traduce en un sinfín de besos al final de los cuales ella se «come besos» a Milo. Finalmente, después de un enorme pedo, Milo quiere volver a empezar ¿La otra teta?